Cuenta la leyenda que un sacerdote pobre de un templo venido a menos, compartía su escasa comida con su gata Tama.
Sucedió que un día un hobre rico que se había refugiado bajo un árbol vio como Tama le hacia señales con la patita. No pudo resistir la curiosidad y se acercó a la gatita. Fue entonces, que un rayo cayó sobre el árbol donde instantes antes había buscado refugio.
Así que el hombre rico agradeciendo la suerte que le dio la gata compartió su fortuna con el sacerdote.
Esta no es la única leyenda que explica por que los japones consideran a este icono cultural el gato de la buena fortuna.
Pero si crees en la buena fortuna puede ser buen idea llevar una playera personalizada con este simpático gato.